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Cuatro organismos especializados de la ONU están liderados por ciudadanos chinos, mientras que ningún otro país tiene más de un cargo de este tipo
Peter Navarro
23 de febrero de 2020
El autor es asistente del Presidente de los Estados Unidos en políticas sobre comercio e industria
A principios de marzo, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual elegirá un nuevo director general con un mandato de seis años. Uno de los candidatos con mayores posibilidades es un ciudadano chino, que ha sido blanco de reiteradas críticas por permitir falsificaciones y la expropiación ilegal de propiedad intelectual (PI).
La OMPI se creó en 1967 y es una de las 15 “agencias especializadas” de la ONU. Su función específica es promover la protección de la PI, ayudar a empresas y personas a obtener derechos de PI y ampliar la accesibilidad de la información sobre PI. La OMPI regula sistemas que gestionan 43 millones de documentos sobre patentes. Este tesoro de recursos incluye solicitudes de patentes no publicadas e información delicada a efectos comerciales de más de 200 jurisdicciones, así como colecciones de datos sobre patentes.
Cuando se roban patentes y secretos comerciales, se producen y comercian abiertamente artículos falsificados. Se violan marcas comerciales. Se debilita la competencia. La rentabilidad decae. Y pierden los gobiernos, las empresas y los consumidores por igual.
Las normas internacionales sobre PI son fundamentales para la economía de la innovación. Estados Unidos considera que entregar el control de la OMPI a un representante de China sería un error gravísimo. China es responsable del 85% de los productos falsificados que confiscan los funcionarios fronterizos estadounidenses; y el robo de PI atribuible a actores chinos genera para la economía de EE.UU. un costo anual de entre 225 y 600 mil millones de dólares. Cada año, la violación de derechos de PI supone pérdidas de miles de millones de euros para las empresas europeas. En el mundo desarrollado, las imitaciones chinas han perjudicado a la industria textil artesanal tradicional de Nigeria, Ghana, Costa de Marfil y Guinea.
Si China en algún momento cumpliera con estándares equivalentes a los occidentales en materia de protección y cumplimiento de los derechos de PI, entonces podría estar en condiciones de proponer un líder para la OMPI. Pero eso todavía no ha ocurrido.
La estratagema que está pergeñando China para la OMPI forma parte de una estrategia más general para conseguir controlar los 15 organismos especializados de la ONU. China ya encabeza cuatro de las agencias especializadas de la ONU, mientras que no hay ningún otro país que esté al frente de más de una; y hay ciudadanos chinos ocupando el segundo puesto en otras siete, incluida la OMPI.
Los máximos cargos en cinco agencias especializadas de la ONU se renovarán en 2021, a saber, la Organización Internacional del Trabajo, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, la Organización Mundial del Turismo, la Unesco y la Organización de la ONU para el Desarrollo Industrial.
En otras tres habrá elecciones en 2022, entre ellas la Organización Mundial de la Salud y la Organización de Aviación Civil Internacional.
Estas agencias de la ONU desempeñan un papel clave en nuestros sistemas modernos de salud, comunicaciones y transporte, como lo ha puesto de manifiesto la función central que tiene la OMS en la contención del brote del coronavirus.
Si bien China todavía no ha propuesto candidatos para ninguna de estas funciones, la experiencia indica que Pekín competirá por varias de ellas postulando a candidatos chinos o a personas interpuestas, es decir, candidatos de países que tienen cuantiosas deudas con China.
En cuanto a estos procesos de selección, es probable que China reclame y obtenga el apoyo de países en los que se ha convertido en un importante donante o fuente de asistencia. Según investigaciones de AidData, los países africanos que recibieron mayores volúmenes de asistencia fueron más propensos a votar de manera alineada con China en la ONU. Al menos tres ciudadanos chinos, Ng Lap Seng, Shiwei Yan y Heidi Hong Piao, han sido condenados por sobornar a un funcionario de la ONU.
Previamente a la elección del director general de la Organización para la Alimentación y la Agricultura el año pasado, Pekín propuso a algunas naciones africanas cancelar la deuda que tienen. Cabe decir que el candidato chino resultó vencedor.
Cuando desempeñan cargos de liderazgo, a menudo los funcionarios chinos tuercen la agenda de la ONU según sus intereses.
Durante el segundo mandato de Fang Liual al frente de la OACI, Taiwán no fue invitado a la asamblea general de 2016 de ese organismo de aviación. Más recientemente, la OACI bloqueó a usuarios de Twitter que mencionaron la participación de Taiwán en organizaciones internacionales en el contexto de la respuesta mundial al coronavirus.
En la Unión Internacional de Telecomunicaciones, encabezada por Zhao Houlin, de China, las empresas chinas están colaborando en la definición de nuevos estándares de reconocimiento facial y vigilancia, con un trasfondo en el que se critica el uso por parte de Pekín de tecnología para localizar a miembros de la minoría uigur en Xinjiang. El Sr. Zhao también ha defendido al grupo de telecomunicaciones Huawei frente a las críticas estadounidenses.
Es crucial que EE.UU. y otros miembros de la OMPI genuinamente interesados en la protección de la PI y su efecto positivo en las inversiones y la innovación tomen cartas en el asunto. Si nos interesa realmente la posibilidad de que la PI impulse el crecimiento económico, necesitamos en la OMPI un líder que fomente la protección y el cumplimiento de los derechos de PI en todo el mundo. Estados Unidos y el resto de los miembros de la ONU también deben actuar con rapidez para evaluar —y contrarrestar— los intentos más generales de China de controlar otras organizaciones internacionales.