Palabras de la Embajadora Cynthia Telles en el Día de la Independencia de EE.UU.

Embajadora Cynthia Telles

Bienvenidos y muy buenas noches a todos nuestros amigos. Empezando con el excelentísimo Presidente de la República, Rodrigo Chaves; excelentísima Presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones, Eugenia Zamora; excelentísima Vicepresidenta de la República, Mary Munive; excelentísimo Presidente ad interim de la Corte Suprema, Patricio Solano; excelentísimo Canciller ad interim, Christian Guillermet; excelentísimos ministros y ministras de estado, excelentísimos embajadores, excelentísimos diputados y muy distinguidos invitados.

Me da muchísimo gusto que me acompañen en mi primera celebración del aniversario de la independencia de los Estados Unidos como representante del Presidente Biden en Costa Rica.

Sin embargo, les cuento que no es mi primera celebración del 4 de julio en suelo tico. Mi padre, Raymond Telles, fue nombrado embajador en Costa Rica por el presidente Kennedy y sirvió aquí por seis años, en los años sesenta. Cuando pienso en aquellos años de mi niñez y juventud en este país tan querido, los recuerdo con mucho cariño y nostalgia y, en particular, aquellas celebraciones del cuatro de julio en la antigua residencia de la embajada.

Era un día inolvidable para la comunidad. Todavía me encuentro con personas, tanto ticos como estadounidenses, que recuerdan esas fiestas del cuatro de julio como algo muy especial cuando eran jóvenes. Había juegos para niños y niñas, perros calientes y hamburguesas, palomitas de maíz y algodón de azúcar y caricaturas americanas. Estoy segura que era la única fiesta en el mundo del cuatro de julio en la que coincidían Uncle Sam y una carreta tica jalada por bueyes que paseaba a los niños alrededor del jardín. Era un alegre encuentro entre dos símbolos representativos de países amigos. Recuerdo muy bien que cuando cantábamos el himno a la par de mi padre, me sentía tan orgullosa de estar con él y de representar a los Estados Unidos.

Hoy, mientras escuchaba el himno una vez más, sentí lo mismo. Pero también, al escuchar el himno costarricense, sentí la misma emoción de antes, de los recuerdos lindos de esos días de la Alianza para el Progreso, de la visita de Kennedy, de este país precioso que mi papá llamaba “un pedacito de cielo”, de la amistad profunda y estrecha y continua que hemos tenido desde entonces y hasta ahora por muchas décadas, de nuestros valores compartidos, que han sido los lazos que nos unen y lo excepcional que esto representa a nivel mundial.

El mundo de hoy es muy distinto al mundo que vivimos cuando mi padre fue embajador. Pero ciertas cosas no cambian—la amistad, la alianza duradera, los valores que compartimos, como la democracia, la libertad, el respeto por los derechos humanos – estos siguen siendo fundamentales en la relación entre nuestros países.

Estos son valores que merecen ser celebrados. Además, hoy celebramos otro valor compartido:  la diversidad, específicamente la increíble diversidad de los Estados Unidos, en todas sus formas. Diversidad en costumbres y culturas. Diversidad racial y étnica y de orientación sexual. Diversidad religiosa y de pensamiento y ahora, aquí mismo, celebramos la diversidad regional con sus ricos platillos tradicionales.

Si me permiten quisiera referirme a ciertos antecedentes históricos. Los colonos llegaron a nuestro país provenientes de distintos lugares. La nación fue fundada sobre el principio del respeto a las libertades individuales y a las diferencias en creencias religiosas y de pensamiento. Los fundadores de la patria diseñaron un gobierno democrático que no existía en ninguna otra parte del mundo. En general, el sistema funcionó: hoy los Estados Unidos sigue siendo la democracia ininterrumpida más vieja del mundo.

Pero hay que reconocer que nuestro país también estaba compuesto por personas que nunca tuvieron voz en la Declaración de Independencia. Como los pueblos indígenas, que ya habitaban nuestro país y, sin embargo, fueron desplazados. Millones de descendientes africanos que trabajaron bajo el sistema inmoral de la esclavitud. Las mujeres que no obtuvieron el derecho al voto sino hasta 133 años después de que se redactara nuestra constitución. Todos estos grupos tuvieron que luchar para obtener los mismos derechos que otros. Gracias a esas incansables luchas nos hemos fortalecido como país.

Todavía hoy seguimos por esa senda, haciendo esfuerzos por perfeccionar nuestra unión. Entonces, si celebramos la diversidad plena de nuestras sociedades e incluimos a todos en nuestra familia humana, si les ofrecemos a todas las personas las oportunidades que merecen para salir adelante y si logramos tener la certeza de que todas las voces serán escuchadas, seremos naciones más fuertes, más justas, y más seguras.

Es por esta razón que a nuestra embajada nos complace apoyar programas en Costa Rica que benefician a una amplia gama de grupos que representan la diversidad de este país.

Apoyamos sus programas de fútbol para niñas de comunidades en alto riesgo. Y también ofrecemos programas de inglés para jóvenes afrocostarricenses en Limón. Y organizamos ferias de empleo para conectar estudiantes costarricenses de distintos orígenes con empresas estadounidenses. Asimismo, apoyamos sus proyectos para mujeres, en comunidades vulnerables, para que se preparen y puedan darles sustento a sus familias. Y también es por este deseo de apoyar la diversidad que participamos en la marcha del orgullo el domingo pasado. Todo esto porque sabemos que somos más fuertes como comunidad, como país si todas las personas se sienten incluidas en la sociedad. El respeto por la diversidad, la democracia, los derechos humanos y la libertad de expresión son valores que compartimos ambos países y que nos unen como socios y amigos. Me llena de orgullo el trabajo que hemos realizado juntos a lo largo de 171 años de amistad entre Costa Rica y Estados Unidos.

Quiero compartir con ustedes algunas iniciativas que hemos trabajado juntos durante los pocos meses que he estado aquí:

  • Tuve el honor de ayudar a realizar dos memorandos de entendimiento entre el Hospital Nacional de Niños, la Caja y la Universidad de Pensilvania para disponer de un tratamiento innovador para salvar las vidas de niños y niñas con leucemia. Nuestros países también han trabajado mano a mano durante la devastadora pandemia. Costa Rica ha sido un modelo, por medio de la Caja, en cuanto a la vacunación de sus ciudadanos y migrantes para ese esfuerzo ejemplar donamos más de un millón y medio de vacunas contra el COVID.
  • Trabajamos juntos día a día para combatir la amenaza del narcotráfico. No solo en términos del cumplimiento de la ley, pero también a través de programas colaborativos de prevención, como Sembremos Seguridad, que buscan proteger a las comunidades vulnerables.
  • También colaboramos en la protección del medio ambiente, que es un compromiso compartido. Además, en la Cumbre de las Américas firmamos un acuerdo internacional para la protección de áreas marinas. Costa Rica ayudó a liderar el esfuerzo.
  • Juntos estamos fortaleciendo las oportunidades económicas y educativas para mujeres y para estudiantes de comunidades de alto riesgo.
  • Juntos estamos apoyando el desarrollo económico. El sector privado de Estados Unidos ha demostrado un compromiso sostenido con Costa Rica. Confían en Costa Rica con buena razón. Más de 250 empresas estadounidenses establecidas en este país han generado más de 126.000 empleos. Estados Unidos sigue siendo el primer socio comercial de Costa Rica, el mayor inversionista y el país del cual provienen el mayor número de turistas. Queremos hacer más.
  • Las visitas a Costa Rica de muchos funcionarios del gobierno muy importantes durante los pocos meses que he sido embajadora, igual que la visita de la Primera Dama, Dra. Jill Biden, así como la destacada participación del Presidente Chaves y su delegación en la Cumbre de las Américas son pruebas del aprecio mutuo entre nuestros países y de nuestra gran alianza que sigue creciendo y que es más fuerte que nunca.

Esta noche celebramos la independencia de los Estados Unidos como país, pero también celebramos los fuertes lazos que nos unen a Costa Rica. Somos países muy diferentes pero unidos por ideales y valores compartidos. De todo corazón, mil gracias de nuevo por acompañarnos. Ha sido un honor compartir con ustedes esta celebración de nuestra independencia y de nuestra diversidad.